Descripción de la editorial
A propósito de Samuel Bronston, productor de Hollywood arribado a nuestras tierras en pleno franquismo con el sorprendente ánimo de plantar en ellas sus reales y levantar aquí un imperio industrial y artístico capaz de rivalizar con el californiano, se ha hablado mucho a lo largo de casi medios siglo.
Según por donde fueran los tiros o el palo que pintara a la sazón, aquel ruso de raza judía y pasaporte americano era un nuevo Midas, capaz de aupar nuestra industria a cotas desconocidas hasta la fecha, o sólo se trataba, por el contrario, de un típico siervo del capitalismo yanqui dispuesto a sacar beneficio del bajísimo costo al que trabajaban los españoles.
Conforme las producciones se sucedían en los viejos estudios madrileños, y en Barajas desembarcaban estrellas del brillo de Sofía Loren, Charlton Heston, David Nieven, John Wayne, Ava Gardner, Alec Guinness o Rita Hayworth, directores como Nicholas Ray, Anthony Mann, Henry Hathaway o el mismísimo Frank Capra, seguidos o precedidos por la consiguiente estela de guionistas, fotógrafos y decoradores, los calificativos aplicados a quien tiraba de aquel carro se sucedían también. Casi siempre negativos: dilapidador, loco, connivente, taimado, soberbio... hubo de venirse abajo su proyecto -el Imperio soñado- para que empezaran a oírse voces lamentando la ocasión perdida y reconociendo ciertos beneficios aportados, pese al descalabro, por tamaña aventura.
En ningún caso, sin embargo, se estudió seriamente al personaje en cuestión, ni se analizaron sus designios, ni las relaciones mantenidas con el poder político o la industria local. Hora venía siendo ya de que alguien como García de Dueñas -riguroso investigador además de crítico y documentalista excepcional- lo hiciera con la perspectiva que procuran tiempo y reflexión
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El imperio Bronston
Critica de Libros » El imperio Bronston
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